Nació en Segovia (España), probablemente en torno a 1460. Pertenecía a una de las familias aristocráticas más influyentes de la España del siglo XV. Su abuelo y fundador de la dinastía fue Diego Arias Dávila. En muy pocos años éste emprendió una meteórica carrera, especialmente durante el reinado de Enrique IV de Castilla,[1] su protector, que le permitió, además del ascenso a la nobleza, disfrutar de un poder casi ilimitado en la corte castellana. Si meteórica fue la carrera de Diego Arias Dávila, el encumbrado Contador Mayor del reino, la de sus tres hijos no lo fue menos.
Leyenda negra en torno a Pedrarias
Leyenda negra en torno a Pedrarias
Atacado con virulencia, aunque por distintos motivos, por los primeros cronistas como Las Casas y Fernández de Oviedo, Pedrarias atrae simultáneamente los odios tanto de la Leyenda Negra exterior como de la leyenda “patriótica” interior. Al pasar a América en edad madura, con un brillante historial militar, y perteneciendo socialmente a la aristocracia y económicamente a la clase alta, no participa del atractivo del joven aventurero que partiendo de la nada se aúpa socialmente en la empresa americana, como fue el caso de algunos de los capitanes de la conquista, y por ello no atrae las simpatías con que una corriente romántica de la historia, sobre todo a partir del Siglo XIX, reinterpreta muchas biografías. La tentación de defender a la Corona, con la que muchos identifican a la nación española, y de ensalzar a algunos “héroes” destacados, como Cortés, Pizarro o Balboa, endosando lo que no es grato a personajes considerados secundarios ha sido una constante. El territorio que le tocó en suerte a Pedrarias, carente de riqueza, civilización u organización política alguna, no permitía la consolidación de imperios ni el enriquecimiento de la Corona, por lo que tampoco pudo disfrutar de la “fama” que estos éxitos suelen reportar a sus protagonistas y que hace que se les perdone cualquier pecado. En conclusión, Pedrarias se lleva la palma de todas las malas leyendas. Durante quinientos años, casi sin excepción, historiador tras historiador han venido denigrando y, en muchos casos, hasta insultándole. Aunque, por no faltar a la verdad, hay que señalar que algunos historiadores como Pablo Alvarez Rubiano, Carlos M. Gasteazoro o Carmen Mena García han intuido que la Historia no estaba haciendo justicia con Pedrarias y que habría que acometer un estudio en profundidad de este personaje tan maltratado. Por primera vez, una historiadora, la hispanista norteamericana Bethany Aram, se ha atrevido a acometer esta tarea basándose en fuentes originales, entre tres y cuatro mil documentos de distintos archivos, muchos de ellos inéditos. La publicación en 2008 por Marcial Pons del libro escrito por esta autora, titulado “Leyenda negra y leyendas doradas en la conquista de América. Pedrarias y Balboa”, marca un hito en la historiografía de Pedrarias y permite situarlo correctamente en la historia de la conquista, terminando con la absurda leyenda negra que rodeaba a este personaje.
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