jueves, 22 de septiembre de 2016

Carlos Finlay



Carlos Juan Finlay y Barrés (Camagüey, Cuba, 3 de diciembre de 1833 – La Habana, 19 de agosto de 1915) fue un médico y eminente científico cubano. Descubrió y describió la importancia del vector biológico a través de la teoría metaxénica de la trasmisión de enfermedades por agentes biológicos, aplicándola a la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedes aegypti.

Sus años infantiles los vivió tanto en La Habana como en el cafetal de su padre en la zona de Alquízar. A la edad de once años, en 1844, lo enviaron a estudiar a Le Havre, en Francia, y regresó a Cuba dos años más tarde, debido a una enfermedad. Retornó a Francia en 1848 para completar su educación. Después de un período en Londres ingresó en el Liceo de Ruan, donde permaneció hasta 1851, cuando regresó a Cuba, convaleciente de un ataque de fiebre tifoidea.No le fue posible ingresar a la Universidad de La Habana, y pasó entonces a Filadelfia para cursar la carrera de medicina en el Jefferson Medical College, donde se doctoró el 10 de marzo de 1855. En 1857 revalidó su título en la Universidad de La Habana. Recién graduado, se trasladó en 1856 con su padre a Lima, donde probó fortuna por un corto tiempo. En 1860–1861 estuvo en París. 
En 1864 quiso establecerse en Matanzas, sin éxito. El 16 de octubre de 1865 se casó en La Habana con Adela Shine, natural de la isla de Trinidad. El doctor Finlay fue el más profundo, talentoso e intenso investigador de la fiebre amarilla, y por sus análisis y estudios llegó a la conclusión de que la transmisión de la enfermedad se realizaba por un agente intermediario. Existe una anécdota que dice que, estando una noche rezando el rosario, le llamó la atención un mosquito zumbando a su alrededor. Entonces fue cuando decidió investigar a los mosquitos.

Con los medios aportados por la comisión mixta hispano-estadounidense, fue capaz de identificar al mosquito Culex o Aedes aegypti como el agente transmisor de la enfermedad. Sus estudios lo llevaron a entender que era la hembra fecundada de esta especie la que transmitía la fiebre amarilla. En 1881 fue a Washington, D.C. como representante del gobierno colonial ante la Conferencia Sanitaria Internacional, donde presentó por primera vez su teoría de la transmisión de la fiebre amarilla por un agente intermediario, el mosquito. Su hipótesis fue recibida con frialdad y casi total escepticismo. Solo fue divulgada por una modesta revista médica de Nueva Orleans a través del doctor Rudolph Matas, recién graduado en medicina, quien había participado en la comisión mixta hispano-norteamericana en calidad de intérprete, por ser hijo de españoles. De regreso a Cuba, en junio de 1881, realizó experimentos con voluntarios y no solo comprobó su hipótesis, sino que descubrió también que el individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques de la enfermedad.

De ahí nació el suero contra la fiebre amarilla. En agosto de ese mismo año presentó ante la Academia de Ciencias Médicas de La Habana su trabajo de investigación. No obstante ello, por más de 20 años los postulados del Dr. Finlay fueron ignorados. Solamente después de terminada la Guerra Hispano-Estadounidense, cuando el general Leonard Wood, gobernador de Cuba, pidió que se probara la teoría de Finlay, se volvieron a revisar sus trabajos de investigación, así como los exitosos experimentos que había realizado durante todos estos años. Mientras tanto, el doctor William Crawford Gorgas, médico militar que había tratado, sin conseguirlo, de erradicar la fiebre amarilla en Santiago de Cuba, fue nombrado Jefe Superior de Sanidad en La Habana en diciembre de 1898. A iniciativa de Finlay creó una Comisión Cubana de la Fiebre Amarilla que, siguiendo las indicaciones del médico cubano, combatió al mosquito y aisló a los enfermos. En sólo siete meses había desaparecido la terrible enfermedad de Cuba.


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