jueves, 25 de julio de 2013

Hans Christian Andersen



Nació el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca. Su familia era tan pobre que en ocasiones tuvo que dormir bajo un puente y mendigar. Era hijo de un zapatero de 22 años, instruido pero enfermizo, y de una lavandera de confesión protestante. Andersen dedicó a su madre el cuento La pequeña cerillera, por su extrema pobreza, así como No sirve para nada, en razón de su alcoholismo.
Desde muy temprana edad Hans Christian mostró una gran imaginación que fue alentada por la indulgencia de ambos padres y por la superstición de la madre. En 1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela; se dedicó a leer todas las obras que podía conseguir, entre ellas las de Ludwig Holberg y William Shakespeare. En 1834 llegó a Roma. Fue Italia la que inspiró su primera novela, El Improvisador publicada en 1835, con bastante éxito. En este mismo año aparecieron también las dos primeras ediciones de Historias de aventuras para niños, seguidas de varias novelas de historias cortas. Antes había publicado un libreto para ópera, La novia de Lammermoor, y un libro de poemas titulado Los doce meses del año. El valor de estas obras en principio no fue muy apreciado; en consecuencia tuvieron poco éxito de ventas. No obstante, en 1838 Hans Christian Andersen ya era un escritor establecido. La fama de sus cuentos de hadas fue creciendo. 
Comenzó a escribir una segunda serie en 1838 y una tercera en 1843, que apareció publicada con el título Cuentos nuevos. Entre sus más famosos cuentos se encuentran «El patito feo», «El traje nuevo del emperador», «La reina de las nieves», «Las zapatillas rojas», «El soldadito de plomo», «El ruiseñor», «La sirenita», «El ave Fénix», «La sombra», «La princesa y el guisante» entre otros. Han sido traducidos a más de 80 idiomas y adaptados a obras de teatro, ballets, películas, dibujos animados, y obras de escultura y pintura.
El más largo de los viajes de Andersen, entre 1840 y 1841, fue a través de Alemania (donde hizo su primer viaje en tren), Italia, Malta y Grecia a Constantinopla. El viaje de vuelta lo llevó hasta el Mar Negro y el Danubio. El libro El bazar de un poeta (1842) donde narró su experiencia. Es considerado por muchos su mejor libro de viajes. Andersen se convirtió en un personaje conocido en gran parte de Europa, a pesar de que en Dinamarca no se le reconocía del todo como escritor. Sus obras, para ese tiempo, ya se habían traducido al francés, al inglés y al alemán. En junio de 1847 visitó Inglaterra por primera vez, viaje que resultó todo un éxito. Charles Dickens lo acompañó en su partida. Después de esto Andersen continuó con sus publicaciones, aspirando convertirse en novelista y dramaturgo, lo que no consiguió.
De hecho, Andersen no tenía demasiado interés en sus cuentos de hadas, a pesar de que será justamente por ellos, por los que es valorado hoy en día. Aun así, continuó escribiéndolos y en 1847 y 1848 aparecieron dos nuevos volúmenes. Tras un largo silencio, Andersen publicó en 1857 otra novela: "Ser o no ser". En 1863, después de otro viaje, publicó un nuevo libro de viaje, en España, país donde le impresionaron especialmente las ciudades de Málaga (donde tiene erigida una estatua en su honor), Granada, Alicante y Toledo. Sus cuentos para niños continuaron apareciendo hasta 1872, cuando las últimas historias fueron publicadas en navidad. Durante la primavera de ese año, Andersen sufrió una caída desde su propia cama, lo que le produjo heridas graves. Nunca volvió a recuperarse del todo, y el 4 de agosto de 1875 murió en la casa llamada Rolighed, cerca de Copenhague donde está enterrado. Andersen recibió en vida muchos honores. En 1866 el rey de Dinamarca le concedió el título honorífico de Consejero de Estado y en 1867 fue declarado ciudadano ilustre de su ciudad natal. En su honor, desde 1956 se concede, cada dos años, el premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y, desde 1966, también de ilustración. En 1976, el astrónomo Nikolái Chernyj bautizó en honor a este escritor al asteroide 2476.

martes, 9 de abril de 2013

El Triunfo de Hercules

Heracles trabajó durante doce años para el rey Euristeo, rey de Micenas, para expiar la culpa de haber matado en un acceso de locura a los hijos que había tenido con Mégara. Tras terminar los Doce Trabajos para Euristeo, Heracles repudió a Mégara, pues su vida con ella sería desdichada. Buscó entonces a otra mujer, y cuando escuchó que el rey Euritos de Oechalia deseaba casar a su hija, se dirigió a esta ciudad. Euritos había recibido de Apolo un arco maravilloso, que convertía a su dueño en un gran arquero.
Proclamó entonces que daría a su hija Yola en matrimonio sólo a aquél que lograra superarlo a él y a sus hijos en arquería. A pesar del arco de Apolo, Heracles los derrotó a todos con facilidad. Pero cuando Heracles se presentó en el palacio para reclamar a Yola, Euritos le dijo que había ganado sólo por usar sus flechas mágicas, que jamás fallaban el blanco. Además lo rechazó pues, al haber sido esclavo de Euristeo, no estaba a la altura para casarse con una princesa. Los hijos menores de Euritos apoyaron a su padre, y solo el mayor, Ifitos, dijo que debía dársele a Heracles la recompensa prometida. Euritos no escuchó razones y echó de su palacio a Heracles, quien no protestó pero juró vengarse. Poco tiempo después doce hermosas yeguas y doce mulas desaparecieron de los establos de Euritos, y las sospechas cayeron sobre Heracles. Pero Ifitos se rehusó a creer que el héroe fuera culpable del robo y se ofreció a buscar a los animales. En realidad las yeguas y las mulas habían sido hurtadas por Autolicos, quien tenía la habilidad de cambiar de forma. Autolicos las habían vendido después a Heracles, quien no sospechaba que fueran robadas. Siguiendo las huellas descubrió que el rastro se dirigía a Tirinto, en donde se encontraba Heracles. Pensó entonces que se había equivocado y que Heracles había cometido el robo para desquitarse de Euritos. Sin embargo no acusó a Heracles, sino que cuando lo encontró sólo le preguntó si había visto a los animales. Heracles no los reconoció por la descripción de Ifitos, pero como era un semidiós supo que Ifitos sospechaba de él. Prometió entonces buscar las yeguas y las mulas si Ifitos aceptaba tomarlo como huésped.

Después de un gran banquete y haber bebido demasiado vino, Heracles llevó a Ifitos a la torre más alta de Tirinto, y le preguntó si desde ahí veía a sus animales. Al contestar Ifitos que no, Heracles gritó: -¡Aún así, crees que soy un ladrón! -De inmediato arrojó a Ifitos de la torre, causándole la muerte. Al día siguiente Heracles tomó conciencia de su crimen, y viajó al oráculo sagrado de Apolo en Delfos para ser purificado y para preguntar sobre cómo debía expiar su culpa. Mas la pitonisa Xenoclea se negó a responderle, diciendo que no pronunciaría un oráculo para quien asesinara a su anfitrión. Heracles se enfureció y gritó que entonces él prepararía su propio oráculo. Tomó todas las ofrendas del santuario e incluso se apoderó del trípode sagrado desde el que la pitonisa emitía sus oráculos. Se presentó entonces el mismo dios Apolo y se inició una lucha portentosa. Las diosas Artemisa y Leto acudieron para calmar a Apolo, mientras que Atenea intentaba sujetar a Heracles. La pelea terminó con la intervención de Zeus, que arrojó un rayo entre Heracles y Apolo, y los obligó a hacer las paces. Al devolver las ofrendas y el trípode al oráculo, la pitonisa le dijo que para purificarse debía venderse como esclavo durante tres años y enviar el dinero a Euritos. Cumpliendo la sentencia de la pitonisa, el dios Hermes, protector de los mercaderes, llevó a Heracles a Asia, donde fue comprado por la reina Onfalia de Lidia. Hermes llevó el dinero pagado, tres talentos de plata, a Euritos, quien se rehusó a recibirlo, pues no compensaba la muerte de su hijo. Onfalia encomendó a Heracles librar a Lidia de los ladrones que acechaban en sus caminos, matar una serpiente gigantesca que devoraba personas y ganado, y otras hazañas. Según relata la leyenda, durante estas tareas Heracles no pudo dormir pues lo molestaban los Cércopes, pequeños seres traviesos, capaces de las mayores fechorías y mentiras.

Heracles los atrapó y los ató cabeza abajo en su maza. Llevados de esta manera, los Cércopes veían el trasero de Heracles, que no estaba cubierto por su piel de león y que después de tantas luchas y tantos días de estar al sol, estaba ennegrecido. Este espectáculo provocó la risa de los Cércopes, y cuando Heracles preguntó la razón de sus carcajadas, la respuesta lo hizo reír también. Los Cércopes lo convencieron entonces para que los liberara. Cuando los caminos de Lidia volvieron a ser seguros, Onfalia tomó a Heracles dentro de su cortejo. Para humillarlo lo obligó a vestirse con las ropas de sus doncellas, hizo trenzar sus cabellos y lo adornó con joyas y filigranas. A los pies de la reina Heracles debía hilar lana. Mientras tanto Onfalia se vestía con la piel de león del héroe y jugaba con su maza, con la que golpeaba el suelo cada vez que descubría que Heracles había cometido un error en el hilado. Al pasar el tiempo nació una gran pasión entre Heracles y Onfalia. Engendraron cuatro hijos, que fueron los ancestros de grandes reyes. Cuando estaba por cumplirse el tiempo de la condena de Heracles, salieron juntos a visitar los viñedos de Tmolos. Desde una colina cercana fueron vistos por el dios Pan, el de piernas de chivo. Al ver a Onfalia sintió un gran deseo por ella, y los siguió hasta una gruta donde pasarían la noche. En la gruta, como era su costumbre, se intercambiaron las ropas, mas no se unieron porque al día siguiente realizarían los sacrificios a Dionisos, y el ritual exigía que lo hicieran en estado de pureza. Al llegar la noche se acostaron en camas separadas. Pan entró silencioso en la gruta, y tanteando en la oscuridad sintió las suaves telas de la ropa de Onfalia, que Heracles tenía puesta. El deseo lo llevó a levantar la tela y palpar bajo ella. Grande fue su sorpresa cuando descubrió la virilidad de Heracles, que se despertó en ese momento al sentir que lo tocaban y de una patada lanzó al infortunado Pan contra las paredes de la gruta. Con el ruido Onfalia se despertó, y descubrieron a Pan, quejándose adolorido en el suelo. Entre risas lo echaron de la gruta, y desde ese momento Pan aborreció los vestidos, y exigió a sus adoradores celebrar desnudos sus ritos. Al terminar la condena de Heracles, Onfalia lo dejó partir con ricos presentes y celebró con él sacrificios a Zeus, para asegurar su benevolencia.

domingo, 7 de abril de 2013

El Solitario y el Primer Hombre


George Catlin relata que los mandanos, una tribu de indios de Norteamérica, danzan el baile de los búfalos para que vengan los búfalos. Bailan hasta que éstos llegan, y -- según el testigo de Catlin -- nunca ha fallado como trabajo esencial y fundamento de la reproducción de la tribu. Después, cazar y matar a los búfalos sólo es un asunto técnico. Este informe sobre una ceremonia de sacrificio en la cual la danza y el canto forman el trabajo al cual la comunidad debe su pervivencia lo confirma Carl Lumholtz en una investigación sobre el papel del baile entre los indios tarahumara de México. Para que el padre sol y la madre luna los provea de lluvia fértil y otras necesidades, no únicamente tienen que sacrificar, sino que también siempre deben bailar. Y su palabra para bailar, nolávoa, es igualmente su palabra para trabajar.
Cuando durante la fiesta, a los miembros de la tribu que están afuera, parados en la orilla de la plaza de baile, les dicen: ¿por qué no te pones a trabajar?, esto quiere decir que tienen que bailar. Este es el verdadero trabajo. Ellos bailan para evitar enfermedades en los hombres, los animales y las plantas; para atraer la lluvia y en contra del exceso de lluvia; para el éxito en las labores del campo, las cosechas y las piezas de caza; para los nacimientos, las bodas y los funerales. No hay ningún asunto importante en la vida de la tribu y de sus miembros que no se realice por medio de un baile. Lumholtz explica que durante la cosecha, en la plaza de baile, un miembro de la familia siempre tiene que bailar, mientras los otros recogen la cosecha en el campo; además sostiene que los tarahumaras dicen que el trabajo de bailar es, con mucho, el trabajo más pesado. Para ellos, el baile significa el propio fundamento de la vida.

Los mandan son una tribu india de lengua siux, cuyo nombre proviene de «mawantani» (gente del río) aunque ellos se hacían llamar «numakaki» (hombres). Los siux teton les llamaban «miwahtoni». En 1750 tenían 9 poblados, pero en 1800 sólo quedaban dos. Se dividían en varias bandas o «Is' tope» (aquellos que se tatúan): «Nup'tadi» (sin traducción), la más numerosa; «Ma'nana'r» (aquellos que se pelean); «Nu' itadi» (nuestro pueblo); y «Awi' ka-xa» (sin traducción). Eran sedentarios y vivían en cabañas circulares de tierra, arcilla o madera, que tenían de 12 a 18 metros de diámetro, agrupadas en pueblos rodeados de fosos y estacas. Se distinguían de los siux físicamente. Algunos etnólogos los creían descendientes del rey galés Madoc, quien en 1100 aproximadamente, salió de Gales en barcos hacia el Oeste y ya no volvió. Afirmaban que se estableció en Luisiana y remontó el río Misisipi. Madoc era un rey galés druida, y hay fuentes que afirman que partió hacia norteamérica y que realmente sí que se asentó en el río Knife. Los mandan no solo se parecían físicamente a los galeses, sino que además las historias que se contaban alrededor del fuego y las costumbres, así como los conocimientos en materia de medicina, se asemejaban a los de los druidas galeses.

Según ellos, vivían en el interior de la tierra, en las orillas de un lago, donde había una cepa. Por ella subió la mitad de la tribu, pero la otra mitad no lo pudo hacer. No eran muy guerreros. Vivían del cultivo del maíz, calabazas y quenopodio, y de la caza del bisonte. Sus canoas circulares eran de corteza o de cuero curtido muy similares a los curraghs galeses, lo que alimenta la teoría de un asentamiento druídico. Curtían pieles de ciervo o bisonte, secándolas al sol. Las mujeres estaban poco consideradas, las casaban a los 12 años y eran esclavas del marido. Aun así, la línea femenina regía en el parentesco, en las dos primeras castas les era permitida la poligamia y, generalmente, las esposas del mismo hombre eran hermanas. Había tres castas: caudillos, guerreros y plebeyos, cada una de ellas con un tótem protector que intercedía ante el Gran Espíritu por su protegido. Tenían escasas nociones religiosas, y se les consideraba muy supersticiosos, pero tenían ceremonias espectaculares y llenas de simbolismo, y sociedades secretas para hombres y mujeres, ordenadas según la edad. Creían que el Espíritu del Mal estaba en el cielo para tentar a los buenos, y que el Espíritu del Bien estaba en el infierno para castigar a los malos. Celebraban también la Okipa o danza del Sol. Envolvían a sus muertos con pieles de bisonte, para que no entrara aire, y los colocaban en un catafalco con los pies hacia el este. Cuando el catafalco se deshacía, quemaban los restos del difunto, excepto el cráneo, que era colocado en tierra. Cuando perdían a un pariente se cortaban los cabellos y a veces las falanges. Eran aliados de los hidatsa, de quienes adoptaron sus costumbres, y más tarde de los arikara.

sábado, 6 de abril de 2013

Tesoro de Cuentos Clásicos - Jack el Cazagigantes


Jack the Giant Killer "es un cuento de hadas británico sobre un muchacho valiente que mata a un número de gigantes durante el reinado del rey Arturo. El cuento se caracteriza por la violencia, gore, y el derramamiento de sangre. Gigantes son prominentes en Cornish folclore, Breton la mitología y el galés lore bardo. Algunos paralelismos con elementos e incidentes en la mitología nórdica se han detectado en la historia, y las trampas de la última aventura de Jack con el Galigantus gigante sugerir paralelismos con franceses y bretones cuentos de hadas, como Barba Azul. cinturón de Jack es similar al cinturón de "El sastrecillo Valiant", y su espada mágica, zapatos, gorra, y la capa son similares a los de propiedad de Tom Thumb, o las que se encuentran en la mitología galesa y nórdica. Ni Jack ni su historia se hace referencia en la literatura Inglés antes del siglo XVIII, y su historia no aparecieron en la prensa hasta 1711.
Es probable un editor emprendedor monta una serie de anécdotas de los gigantes para formar el 1711 cuento. Un erudito especula que el público se había cansado del Rey Arturo - el más grande de todos los asesinos gigantes - y Jack fue creado para llenar sus zapatos. Henry Fielding, John Newbery, el Dr. Johnson, Boswell y William Cowper estaban familiarizados con la historia.La historia se desarrolla durante el reinado del rey Arturo y le dice al hijo de un joven granjero llamado Jack Cornish que no sólo es fuerte, pero tan inteligente que fácilmente confunde a los sabios con su ingenio penetrante. Jack se encuentra con un gigante devorador de ganado llamado Cormoran (Cornish: "El gigante del mar") y lo atrae a su muerte en una trampa de abismo. Jack es apodado "Jack the Giant-Killer 'de esta hazaña y recibe no sólo la riqueza del gigante, sino una espada y el cinturón para conmemorar el evento. Otro gigante, Blunderbore, jura venganza por la muerte de Cormoran y lleva a Jack fuera de un castillo encantado. Jack logra matar Blunderbore y su hermano rabeles en la horca y puñaladas.
Él libera a tres mujeres cautivos en el castillo del gigante. En un viaje a Gales, Jack engaña a un gigante galés de dos cabezas en recortar su vientre abierto. Hijo del rey Arturo entra ahora en la historia, y Jack se convierte en su sirviente. Pasan la noche con un gigante de tres cabezas y le roban la mañana. En agradecimiento por haber salvado su castillo, el gigante Jack da una espada mágica, una gorra de conocimientos, un manto de invisibilidad, y los zapatos de celeridad. En el camino, Jack y el príncipe se reúnen una señora encantada de servir Lucifer. Jack rompe el hechizo con sus accesorios mágicos, decapita a Lucifer, y la señora se casa con el príncipe. Jack se ve recompensado con la pertenencia a la Mesa RedondaJack se aventura a solas con sus zapatos mágicos, espada, capa y gorra para librar al reino de los gigantes problemáticos. Se encuentra con un gigante aterrorizar a un caballero y su dama. Él cortó las piernas del gigante y luego lo pone a la muerte.
Descubre compañero del gigante en una cueva. Invisible en su capa, Jack cortó la nariz del gigante y luego lo mata hundiendo su espada en el ano del monstruo. Él libera a los cautivos del gigante y vuelve a la casa del caballero y la dama a la que antes había rescatado. Un banquete está preparado, pero interrumpido por la bicéfala Thunderdel gigante gritando "Fee, fau, fum". Jack derrotas y decapita el gigante con un truco que implica foso y puente levadizo de la casa. Está cansando de las festividades, Jack ocurrencias vuelta para más aventuras y se encuentra con un anciano que le dirige a un castillo encantado perteneciente al Galigantus gigante (Galligantua, en la versión de Joseph Jacobs). El gigante tiene cautivos a muchos caballeros y damas y la hija de un duque, que se ha transformado en una cierva blanca a través de la potencia de un hechicero. Jack decapita el gigante, huye el hechicero, la hija del duque se restaura a su verdadera forma, y los cautivos son liberados. En la corte del rey Arturo, Jack se casa con la hija del duque y los dos se dan una finca donde viven felices para siempre

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Joyas de la Mitología - Hércules y el Cancerbero


Los bueyes de Gerión Décimo trabajo de Hércules.
Esta vez debía buscar al gigante Gerión, darle muerte y robarle sus ganados. Gerión era un gigante de 3 cuerpos unidos por el vientre. Tenía al cuidado de su gran rebaño a un perro de dos cabezas hermano del Can Cerbero, el guardián de los infiernos. Cuando llegó le salió al encuentro el perro de 2 cabezas al que Hércules abatió a mazazos. Después salió el gigante Gerión al que Hércules abatió con certeros flechazos. Hércules emprendió el camino de regreso llevando consigo los rebaños de Gerión. El camino fue fatigoso y perdió algunos bueyes.
Las manzanas de oro Undécimo trabajo de Hércules. Euricles le ordenó a Hércules que robara las mazanas de oro del Jardín de las Hespérides. Estas manzanas pertenecían a Hera y estaban custodiadas por un dragón de 3 cabezas. Hercules tras superar varios peligros consiguió llegar al jardín, matar al dragón y llevarse las manzanas. Al entregárselas a Euristeo le dijo que provocaría la cólera de los dioses por lo que Euristeo las rechazó. Hércules se las entregó a Atenea y ella las volvió a poner donde estaban.
El Can Cerbero Duodécimo y último trabajo de Hércules. Esta vez y para quitárselo definitivamente de encima le ordenó que le trajera al Can Cerbero que custodiaba las puertas del infierno. El Can Cerbero era un perro monstruoso de tres cabezas y cola de serpiente. Hércules lo venció con sus propias manos y se lo llevó vivo ante Euristeo.

Cuando Euristeo lo vio llegar se metió corriendo en su tinaja y le dio la libertad a Hércules, el cual, volvió a poner al Can Cerbero en la puerta del infierno, el lugar que le correspondía. Desesperado Euristeo por haber fracasado en su intento de deshacerse de Hércules, le encomendó la última tarea, una que era imposible que un ser vivo llevara a cabo: la captura del perro del Hades, llamado Cerbero. Este monstruo tenía tres cabezas y cola de dragón, además de llevar enroscadas en el torso y la cabeza numerosas serpientes venenosas. Hércules se hizo iniciar en los misterios eleusinos para descubrir la mejor forma de llegar hasta el Hades sin daño a su persona. El héroe consiguió la ayuda de Hermes, el conductor de almas, quien lo acompañó y guió hasta donde comenzaban los dominios de Hades, el dios de la tierra de los muertos. Al ver al hombre todavía con vida, todas las almas huyeron aterradas, solo permanecieron allí la gorgona Medusa y Meleagro. Hércules tomó su espada para acometer a Medusa, pero Hermes lo detuvo y le explicó que allí nadie tenía una existencia material, eran solo sombras que no serían dañadas por ninguna espada.

Meleagro se acercó a los dos visitantes y relató la forma en la que había perecido, lo hizo de forma tan conmovedora que Hércules no pudo evitar las lágrimas y juró que se casaría con su hermana, Deyanira. Luego Hércules divisó a Teseo y Piritoo, grandes amigos suyos que habían sido atrapados por Hades cuando trataban de rescatar a Perséfone. El héroe pudo rescatar a Teseo, pero no consiguió hacer lo mismo por Piritoo. Finalmente, Hércules llegó hasta Hades y éste le indicó que no podría usar más que sus manos y una piel de león para la tarea. Cerbero y Hércules sostuvieron una lucha terrible, como vemos en la imagenPero la batalla se comenzó a decidir cuando el hijo de Zeus pudo sujetar con sus poderosos brazos las tres cabezas del animal e, ignorando las tremendas picaduras que sufría por parte de la cola de la bestia, subió a la superficie. Al ver al animal ser traído, Euristeo volvió a esconderse dentro de una vasija, como era habitual cada vez que Hércules le traía una de sus capturas. Al no saber qué hacer con esa bestia, Euristeo ordenó a Hércules que lo devolviera a Hades, cosa que hizo inmediatamente. Terminan así los doce trabajos de Hércules, quien luego de proezas consideradas imposibles superó todos los desafíos y recobró al fin su libertad, cubierto de gloria por los siglos de los siglos, como el máximo héroe de la antiguedad.


miércoles, 3 de abril de 2013

Cartikeya

 En la religión hinduista, Kārttikeya es el hijo del dios Shivá y la diosa Pārvatī. Tiene seis cabezas. Es el dios de la guerra, porque dirige los gana (las ‘huestes’ del dios Śivá) contra los ejércitos de los demonios. Según el Majábharata, la enfermedad skandá graha (el ‘ataque de [el dios] Skandá’), que mata a los bebés, es producida por él.1 En Malasia se lo conoce como Murugan. Hay varios mitos relacionados con su nacimiento.

De acuerdo con una leyenda —según el Atharva Veda, el Taittirīya Samhitā y el Śatapatha Brāhmana—, Kārttikeya nació sin la participación de Pārvatī. En una ocasión, el semen de Shivá (que según algunos tenía forma de rayo) cayó en el fuego. Era tan caliente y brillante que sólo podía tocarlo Agní, el dios del fuego. Siguiendo las instrucciones de Śivá, Agní depositó este semen en el río Gangā (el Ganges). La diosa Gangā entonces lo nutrió, hasta que un bebé con forma humana, Kārttikeya, surgió del río. Por eso a veces se dice que Kārttikeya es hijo de Agní y Gangā. El bebé fue alimentado por las seis Krittikás (las apsarās-ninfas, que en Grecia se conocieron como las seis Pléyades).
Para poder aceptar simultáneamente cada uno de estos pechos, el bebé desarrolló seis cabezas. Otra versión dice que Śhivá emitió centellas de fuego de sus ojos que, cayendo en el lago Savarana, se convirtieron en seis niños, que fueron criados por las esposas de los rishis. Cuando la diosa Pārvatī vio a esas seis criaturas se sintió transportada por su belleza, y las abrazó los seis cuerpos con tanta fuerza que se convirtieron en uno solo, aunque conservaron las seis cabezas y los seis pares de brazos.Kārttikeya cabalga un pavo real y utiliza lanza y flechas en combate. En la bandera de su ejército aparece un gallo. Kārttikeya es el dios de los ladrones y estafadores.Las leyendas tamiles dicen que Kārttikeya se casó con dos deidades, Valli y Davayani. La fiesta de Thaipusam, celebrada por las comunidades tamil de todo el mundo, conmemora el día en que Pārvatī le dio un vel (lanzón) para que venciera al malvado demonio Sura Padam (también conocido como Sura Padman). En la guerra contra Surapadma, Karttikeya lo partió en dos, convirtiéndolo en pavo real y gallo, que son su cabalgadura y su bandera, respectivamenteSkanda era el mayor de otros seis hijos engendrados por Shiva.


 Un día Parvati abrazó a todos los niños juntos con tanta fuerza que se fundieron en un solo cuerpo con seis cabezas. Skanda, que era el dios de la guerra del hinduísmo, se convirtió en un joven apuesto, lo contrario que su pequeño hermano Ganesh, con cabeza de elefante. Skanda, cuando tuvo edad sufiente, mató al demonio Taraka, que habia estado sojuzgando a los dioses. Ganesh de modo diferente, había nacido de la suciedad de Parvati en su baño. Existen distintas versiones en relación con el modo en que adquiere su cabeza de elefante: en una de ellas, se dice que Parvati le pide que impida que nadie la moleste mientras toma su baño y cuando impide el paso de Shiva, éste le quema la cabeza con su tercer ojo. En otra, Shiva, que había estado ausente, no reconoce a su hijo y le quema la cabeza porque piensa que estaba cortejando a Parvati, finalmente, en una tercera versión, el planeta Saturno, mientras está cuidado al bebé Gamesh, se olvida del poder de su mirada y le quema la cabeza por accidente. En todas las versiones, luego la cabeza de Gamesh es sustituida por la de un elefante.

Garuda


Garuda es una figura mitológica de la antigua India, se creía que era un devorador de serpientes y el rey de los pájaros. Su cuerpo era mitad hombre y mitad águila. En la mitología Hindú, es a menudo representado volando a lo largo del cielo cargando al dios supremo Vishnu y a su esposa Lakshmi. Los nagás cuentan con un enemigo por encima de todos los seres del Majábharata, el enorme hombre-pájaro llamado Garudá.

Cuenta la leyenda que Kashiapa tendría la fortuna de contar con dos hermosas esposas, Kadru y Vinata. Mientras la primera tenía claro que quería complacer a su marido con muchos hijos, la segunda, Vinata, decidió que serían pocos pero con un gran poder. Con el paso del tiempo sus deseos se vieron hechos realidad. Kadru pondría mil huevos, de los que nacerían los nagás, mientras Vinata pondría sólo dos huevos. De los huevos de la segunda esposa nacerían Aruna y Garudá. Cuenta el Majábharata que la relación entre las dos esposas no era del todo buena. Así, por culpa de una apuesta, que ejemplificaba su constante competitividad, Vinata se convertiría en la esclava de Kadru. Asimismo, Garudá tendría que cumplir todas las órdenes que las serpientes, hijas de Kadru, le dieran. Este fue precisamente el origen del odio visceral que tomó Garudá ante los nagás. A pesar de que cumplía rigurosamente todas las ordenes, el recelo iba creciendo en él. Finalmente, Garudá decidió librarse de ese yugo y preguntó a las serpientes como podría desvincularse de sus órdenes, estas le contestaron que tendría que llevarles un poderoso elixir que les diera la inmortalidad.

Garudá cumplió su palabra, obtuvo la libertad y además consiguió, mediante una trampa, evitar que las serpientes alcanzaran la inmortalidad deseada. A partir de ese momento en el que Garudá fue libre, las serpientes o nagás se convertirían en sus principales enemigas y además en su manjar favorito. En algunas historias Hindues se dice que Garuda representa a los rayos del Sol. Su padre fué uno de los siete grandes sabios, los Rishis. Se dice que Garuda le robó el agua de la vida a Indra. En la batalla por recuperarla, la criatura voladora le rompió el rayo a Indra.Es un pájaro mítico, considerado un dios menor (o semidiós) en el hinduismo y en el budismo.

Generalmente es iconizado como un águila gigante y antropomórfica: cuerpo humano de color dorado, rostro blanco, pico de águila y grandes alas rojas. Es muy antiguo, enorme y puede tapar la luz del sol.Se considera que Garudá es la forma malaya del ave Fénix (ser mítico que podía renacer de sus cenizas). Indonesia y Tailandia tienen esta ave como símbolo nacional. La línea aérea nacional de Indonesia se llama Garudā Airlines.Los japoneses también conocen a Garudá, a quien denominan Karurá. Dicen que Garudá comía a sus enemigos serpientes hasta que un príncipe budista le enseñó la importancia del vegetarianismo. Entonces Garudá resucitó a todas las víboras que había comido y digerido.Probablemente la palabra sánscrita garudá provenga de la raíz grī y signifique 'devorador', quizá porque antiguamente era identificado con el devastador fuego del Sol.
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Joyas de la Mitología - Atalanta La Cazadora

Atalanta fue una heroína vinculada al ciclo arcadio como relacionada con las leyendas beocias, consagrada a Artemisa y reconocida por sus inmejorables habilidades para la caza. Sus orígenes varían según la versión del mito. Así, puede considerarse como hija de Yaso, descendiente de Árcade, y de Clímene, quiene era hija de Minia rey de Orcómeno. Para Eurípides y otros, su padre es más bien Ménalo, por quien la isla Ménalo fue nombrada. Sin embargo, la versión más difundida, especialmente desde Hesíodo, es en la que Atalanta es hija de Atamante y Temisto, gracias a lo cual se relaciona con la cultura beocia.
Su padre quería únicamente hijos varones y por eso al nacer Atalanta, la abandonó en el monte Partenio a su suerte. Ella pudo sobrevivir gracias a que una osa la cuidó y la amamantó, hasta que unos cazadores la encontraron y decidieron criarla. Una vez que se convirtió en una bella y ágil mujer, Atalanta decidió no casarse y mantenerse virgen para consagrarse a la diosa de la cacería, Artemisa, a quien emulaba con sus acciones. Por ello, Atalanta vivía en el bosque cazando y llegó a ser una de las cazadoras más renombradas de la antigüedad. Como mujer que era enfrentó muchos peligros, como cuando dos centauros -Reco e Hileo- quisieron violarla, pero ella siempre pudo defenderse gracias a sus inigualables habilidades, y mató a los centauros con sus flechas. Su fama se difundió sobre todo después de participar en la cacería del jabalí de Calidón y luego de obtener el premio a la carrera en los juegos fúnebres organizados en nombre de Pelias, donde compitió con Peleo, padre de Aquiles, el de los pies ligeros, héroe del ciclo toryano. Además de estar consagrada a Artemisa, lo que implicaba que debía mantenerse virgen, Atalanta había recibido un oráculo en el que se le anunciaba que el día en que se casara, iba a ser convertida en animal.
Por ello, y para evitar cualquier pretendiente, anunció que su esposo sería sólo aquel que lograra vencerla en la carrera, con la condición de que si ella triunfaba, debía matar a su oponente. Sin embargo, a pesar del peligro, muchos lo intentaron e irremediablemente perecieron, pues ella era invencible, aún cuando la joven siempre les daba alguna ventaja al inicio de la carrera. Ahora bien, como era de esperarse apareció el joven que logró vencer a Atalanta en la competencia. En algunas versiones se dice que fue Hipómenes, hijo de Megareo, o también Melanión, hijo de Anfidamante y por tanto primo hermano de la cazadora virgen, cuando se la considera hija de Yaso. El apuesto oponente decidió probar suerte en la carrera para obtener la mano de Atalanta, pero tenía una gran ventaja y es que llevaba con él unas manzanas de oro que le había regalado Afrodita, diosa del amor, y que procedían probablemente del jardín de las Hespérides o de un santuario de la diosa en Chipre. Durante la competencia, cada vez que Atalanta le iba a dar alcance, el joven dejaba caer una de las manzanas, que Atalanta se detenía a recoger, ya sea fascinada por su belleza o incluso dispuesta a dejarse engañar porque realmente había sido conquistada por el atrevido joven. En fin, como ella se distraía con cada manzana que caía, el joven pudo vencerla y así obtuvo su mano. La pareja muy enamorada vivió feliz durante un tiempo, compartiendo sus cacerías y hazañas.
En una de estas persecuciones, los esposos entraron en un santuario de Zeus (aunque a veces se dice que de Cibeles), y enemorados como estaban se detuvieron y gozaron de su amor. Zeus montó en cólera por el sacrilegio y transformó a la pareja en dos leones. Aparentemente, los griegos creían que los leones no se cruzaban entre sí, sino que lo hacían con los leopardos, de manera que al convertirlos a ambos en leones, Zeus estaba no sólo quitándoles su condición humana, sino condenándolos a una vida separada. Otra versión de este suceso, es que después de la cacería en que el joven había vencido a Atalanta, éste no había agradecido a Afrodita su ayuda para poder vencer a la bella muchacha, y entonces la diosa molesta, provoca la profanación del templo, hecho por el cual Zeus los castiga y los convierte en leones. Atalanta dio a luz un hijo, Partenopeo, que participó en la primera expedición de los siete contra Tébas. A veces se dice que este niño fue fruto de su matrimonio, pero también hay leyendas que indican que es hijo de Ares o de Meleagro. Atalanta fue tan importante que de hecho hay varios mitógrafos, como Apolodoro, que la incluyen entre los Argonautas, grupo de héroes de la antigüedad que partió en un difícil viaje en busca del bellocino de oro. Ella, como era de esperarse, fue la única mujer que participó en esta travesía. En Epidauro, estaba la fuente de Atalanta, y se decía que en una cacería, la joven tuvo sed por lo que golpeó la roca con su jabalina, de donde brotó al instante la fuente. Atalanta es de gran importancia, pues simboliza la mujer contestaria que se rebeló contra todos los esquemas patriarcales de la Grecia antigua y logró obtener el respeto de sus contemporáneos así como de la posteridad.

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domingo, 31 de marzo de 2013

Joyas de la Mitología - Escila y Caribdis




«"En cuanto a los dos escollos, uno llega al vasto cielo con su aguda cresta y le rodea oscura nube. Ésta nunca le abandona, y jamás, ni en invierno ni en verano, rodea su cresta un cielo despejado. No podría escalarlo mortal alguno, ni ponerse sobre él, aunque tuviera veinte manos y veinte pies, pues es piedra lisa, igual que la pulimentada. En medio del escollo hay una oscura gruta vuelta hacia Poniente, que llega hasta el Erebo, por donde vosotros podéis hacer pasar la cóncava nave, ilustre Odiseo.
Ni un hombre vigoroso, disparando su flecha desde la cóncava nave, podría alcanzar la hueca gruta. Allí habita Escila, que aúlla que da miedo: su voz es en verdad tan aguda como la de un cachorro recién nacido, y es un monstruo maligno. Nadie se alegraría de verla, ni un dios que le diera cara. Doce son sus pies, todos deformes, y seis sus largos cuellos; en cada uno hay una espantosa cabeza y en ella tres filas de dientes apiñados y espesos, llenos de negra muerte. De la mitad para abajo está escondida en la hueca gruta, pero tiene sus cabezas sobresaliendo fuera del terrible abismo, y allí pesca explorándolo todo alrededor del escollo , por si consigue apresar delfines o perros marinos, o incluso algún monstruo mayor de los que cría a miles la gemidora Anfitrite. Nunca se precian los marineros de haberlo pasado de largo incólumes con la nave, pues arrebata con cada cabeza a un hombre de la nave de oscura proa y se lo lleva. «"También verás, Odiseo, otro escollo más llano cerca uno de otro . Harías bien en pasar por él como una flecha. En éste hay un gran cabrahigo cubierto de follaje y debajo de él la divina Caribdis sorbe ruidosamente la negra agua.
Tres veces durante el día la suelta y otras tres vuelve a soberla que da miedo. ¡Ojalá no te encuentres allí cuando la está sorbiendo, pues no te libraría de la muerte ni el que sacude la tierra! Conque acércate, más bien, con rapidez al escollo de Escila y haz pasar de largo la nave, porque mejor es echar en falta a seis compañeros que no a todos juntos." «Así dijo, y yo le contesté y dije: «"Diosa, vamos, dime con verdad si podré escapar de la funesta Caribdis y rechazar también a Escila cuando trate de dañar a mis compañeros."
«Así dije, y ella al punto me contestó, la divina entre las diosas: «"Desdichado, en verdad te placen las obras de la guerra y el esfuerzo. ¿Es que no quieres ceder ni siquiera a los dioses inmortales? Porque ella no es mortal, sino un azote inmortal, terrible, doloroso, salvaje e invencible. Y no hay defensa alguna, lo mejor es huir de ella, porque si te entretienes junto a la piedra y vistes tus armas contra ella., mucho me temo que se lance por segunda vez y te arrebate tantos compañeros como cabezas tiene. Conque conduce tu nave con fuerza e invoca a gritos a Cratais, madre de Escila, que la parió para daño de los mortales. Ésta la impedirá que se lance de nuevo.«Entonces no hice caso de la penosa recomendación de Circe, pues me ordenó que en ningún caso vistiera mis armas contra ella.
Así que vestí mis ínclitas armas y con dos lanzas en mis manos subí a la cubierta de proa, pues esperaba que allí se me apareciera primero la rotosa Escila, la que iba a llevar dolor a mis compañeros. Pero no pude verla por lado alguno y se me cansaron los ojos de otear por todas partes la brumosa roca. «Así que comenzamos a sortear el estrecho entre lamentos, pues de un lado estaba Escila, y del otro la divina Caribdis sorbía que daba miedo la salada agua del mar. Y es que cuando vomitaba, todo ella borbollaba como un caldero que se agita sobre un gran fuego la espuma caía desde arriba sobre lo alto de los dos escollos , y cuando sorbía de nuevo la salada agua del mar, aparecía toda arremolinada por dentro, la roca resonaba espantosamente alrededor y al fondo se veía la tierra con azuloscura arena.
«El terror se apoderó de mis compañeros y, mientras la mirábamos temiendo morir, Escila me arrebató de la cóncava nave seis compañeros, los que eran mejores de brazos y fuerza. Mirando a la rápida nave y siguiendo con los ojos a mis compañeros, logré ver arriba sus pies y manos cuando se elevaban hacia lo alto. Daban voces llamándome por mi nombre, ya por última vez, acongojados en su corazón. Como el pescador en un promontorio, sirviéndose de larga caña, echa comida como cebo a los pececillos (arroja al mar el cuerno de un toro montaraz) y luego tira hacia fuera y los coge palpitantes, así mis compañeros se elevaban palpitantes hacia la roca.
«Escila los devoró en la misma puerta mientras gritaban y tendían sus manos hacia mí en terrible forcejeo. Aquello fue lo más triste que he visto con mis ojos de todo cuanto he sufrido recorriendo los caminos del mar. Cuando conseguimos escapar de la terrible Caribdis y de Escila, llegamos enseguida a la irreprochable isla del dios donde estaban las hermosas carianchas vacas y los numerosos rebaños de ovejas de Helios Hiperión.
«Cuando todavía me encontraba en la negra nave pude oír el mugido de las vacas en sus establos y el balar de las ovejas. Entonces se me vino a las mientes la palabra del adivino ciego, el tebano Tiresias, y de Circe de Eea, quienes me encomendaron encarecidamente evitar la isla de Helios, el que alegra a los mortales.

jueves, 28 de marzo de 2013

Joyas de la Mitología - Cupido y Psiquis


En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada PSIQUE, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia VENUS, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto.
Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Cupido: "Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereides y delfines. Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor... Sus padres consultaron entonces al oráculo: "A lo más alto ­contestó­ la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha. Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho.

Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer. Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas añoro mucho su compañía ­dijo ella entre sollozos­. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre". "Sea ", contestó el marido, y al amanecer se escurrrió una vez más de entre sus brazos. De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión. Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo. Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. "Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo ", dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió. "Cuando esté dormido ­dijeron las hermanas­, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones.

Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño. La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado. Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme". Y dicho esto se fue. Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.


lunes, 25 de marzo de 2013

Mujeres Celebres - Gabriela Mistral

Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.
En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 viene a Chile y se le tributa un homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.
El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en el mes de noviembre.
En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.
La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945, rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en publicaciones desde 1925.
 
Libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora,
bueno y amigo para mi corazón,
fuerte, poderoso compañero.
Tú me has enseñado la inmensa belleza
y el sencillo candor, la verdad terrible
y sencilla en breves cantos.
Mis mejores amigos no han sido gentes de mis tiempos
; han sido los que tú me diste: David, Rut, Job, Raquel y María.
Con los míos éstos son mis gentes ,
los que Rondan mi corazón y en mis oraciones,
los que me ayudan a amar y a bien padecer.
Andando los tiempos vinisteis a mí, y yo,
negando las épocas soy con vosotros,
voy entre vosotros,
soy vuestra como uno de los que labraron,
padecieron y vivieron vuestro tiempo y vuestra luz.
¿Cuántas veces me habéis confortado?
Tantas como he estado con la cara en la tierra.
¿Cuándo acudí a ti en vano, libro de los hombres, único libro de los hombres?
Por David amé el canto, merecedor de la amargura humana.
En Eclesiastés hallé mi viejo gemido de la vanidad de la vida,
y tan mío ha llegado a ser vuestro acento
que ya ni sé cuándo digo mi queja y
cuándo repito solamente la de vuestros dolores.
Nunca me fatigaste, como los poemas de los hombres.
Siempre eres fresco,
recién conocido, como la hierba de julio,
y tu sinceridad es la única en que no hallo peligro,
mancha disimulada de mentiras.
Tu desnudez asusta a los hipócritas
y tu pureza es odiosa a los libertinos.
Yo te amo todo,
desde el nardo de la parábola
hasta el adjetivo crudo de los Números.


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Joyas de la Mitología - Pegaso

Belerofón o Belerofonte, también Belerofontes era un héroe de la mitología griega, cuyas mayores hazañas fueron matar a la Quimera y domar al caballo alado Pegaso. Era el hijo del Rey Glauco de Corinto y de Eurímede, aunque algunas tradiciones le hacen hijo de Poseidón.
Su nombre original era Hipónoo o Leofontes, sin embargo se lo cambió por el de Belerofonte (que significa “asesino de Belero”) después de haber matado accidentalmente a un tirano de Corinto llamado Belero. En otras versiones, mató accidentalmente a un hermano suyo a quien se le llama Deliades, Pirén Cuando involuntariamente mató a su hermano, abandonó Corinto y se dirigió como suplicante, para purificarse, a la ciudad de Tirinto, a la corte del rey Preto. El rey Preto acogió a Belerofonte como huésped y lo purificó.
Estenebea, ofendida, para vengarse por este desaire lo acusa falsamente de intentar seducirla o violarla. El rey de Tirinto se pone furioso creyendo verdadera la historia de Estenebea, pero no queriendo faltar a las sagradas leyes de la hospitalidad con la muerte directa de un huésped, encarga a Belerofonte llevar una carta sellada de recomendación, según dice, a su suegro el rey Ióbates (o Yóbates) de Licia, padre de Estenebea. En la carta, en realidad, le pedía al rey Iobates que diera muerte a Belerofonte.Desconociendo las intenciones de Preto, Belerofonte llega a Licia. El rey Ióbates dispensó una afectuosa acogida a Belerofonte, con grandes muestras de hospitalidad. Los primeros nueve días se la pasaron en festejos. En la mañana del décimo día, el rey Ióbates abrió la carta que le entregara su huésped.

Para cumplir el encargo pidió como servicio a Belerofonte matar a la Quimera con la esperanza de que la fiera acabara con él. La Quimera era hija de Tifón y Equidna o de la Hidra de Lerna y tenía cabeza de cabra que exhalaba fuego, cuerpo de león y cola de dragón.La fiera asolaba los fértiles campos y devoraba el ganado. Antes de emprender esta difícil tarea, Belerofonte consultó al adivino Poliido, quien le aconsejó capturar al caballo alado Pegaso. Pegaso era querido por las musas del monte Helicón, ya que con un golpe con su pata había hecho brotar la fuente de agua Hipocrene de la tierra.Belerofonte no encontró a Pegaso en el monte Helicón, sino en la fuente Pirene en la Acrópolis de Corinto. La diosa Atenea entregó a Belerofonte una brida de oro para domarlo, y que Belerofonte colocó sobre su cabeza. En otras versiones, Atenea le entregó directamente a Pegaso después de haberlo domado ella misma o fue Poseidón el que le entregó a Pegaso.Una vez armado se dirigió a confrontar a la Quimera. Montó a Pegaso y volando sobre la Quimera, empezó a lanzarle flechas.

Luego, introdujo la punta de su lanza en las fauces de la Quimera, cuyo aliento de fuego fundió la punta de plomo. Éste se escurrió por la garganta de la Quimera, quemando los órganos vitales y de esta manera Belerofonte logró vencerla.Tras ello, Ióbates le encargó combatir a los sólimos y posteriomente contra las Amazonas, las mujeres guerreras. Ambas empresas fueron realizadas por Belerofonte satisfactoriamente. Aún quiso matarle Ióbates a pesar de todo y preparó una emboscada contra él, enviando a sus mejores hombres, pero Belerofonte mató a todos. Finalmente Ióbates ofreció a su propia hija como esposa a Belerofonte y tuvieron tres hijos: Laodamía, Isandro e Hipóloco.En algunas tradiciones, Antea se suicidó tras conocer la boda de Belerofonte. En otra tradición, él decidió hacerla pagar por su traición, por lo que fingió estar enamorado de ella y así la convenció de huir con él hacia Tirinto. Volando sobre el lomo de Pegaso, Belerofonte se encaminó hacia el mar y empujó a Antea a las aguas, quien cayó sobre las rocas de la costaBelerofonte fue luego odiado por los dioses por motivos desconocidos y en cierta ocasión quiso llegar al Monte Olimpo montado sobre Pegaso. Sin embargo, el dios Zeus no fue tomado por sorpresa y clavó un aguijón en Pegaso por lo que logró enfurecerlo. Belerofonte no pudo tranquilizar al caballo y esto provocó que su jinete perdiera el equilibrio y se precipitase al vacío.
Según una tradición, Belerofonte logró sobrevivir la caída. Sin embargo, quedó cojo o ciego y terminó vagando por la llanura Aleya. Pegaso, por su parte, se remontó hacia el cielo donde se inmortalizó como una constelación. En otra versión, Belerofonte se precipitó al suelo por vértigo o terror y murió en la caída.

Joyas de la Mitología - la Creación de los Mundos

Oloddumare es en la Religión Yoruba el Dios único, supremo, omnipotente y creador de todo lo que existe. Su nombre proviene del Yorùbá Olòdúmàré, lo cual significa (Señor al que va nuestro eterno destino). Olodumare es la manifestación material y espiritual de todo lo existente. No está en contacto directo con lo hombres, sino a través de su otra forma, Olorún (directamente) u Olofin (indirectamente). No se asienta, no se le ofrenda, ni posee collares.Los Yorubas lo representan en un güiro con dos mitades, la superior los estados astrales elevados y la inferior la tierra. Cada vez que se menciona su nombre debe tocarse el piso y besar la huella de polvo de los dedos.
Los Yorubas no tienen estatuas ni altares para representar al Dios Olodumare. Consideran a Olodumare el Ser Supremo Omnipotente y Primordial, autor de los destinos de cada cosa viviente, padre de todos los Orishas y de la vida. Todos podemos experimentar la presencia de Dios de una forma diferente, es por ello que no tiene emblemas ni señales para representarlo.
Olorun es la segunda manifestación de Olodumare del Yoruba Òlórúnm, Dueño del Orún (cielo). Olorun es el que está en contacto directo con los hombres.A través del sol, se le ofrenda a Olorun en el ñangareo, dando cuenta de que en la tierra se va a hacer un itá o cuando nace un Iyawó. Es el dueño de la vida, dando energía, sustento en la vida terrestre, dueño de los colores, la luz, el aire, el vigor y del esfuerzo.Está siempre de día o de noche aunque no lo veamos y se le saluda parándose frente al sol con los brazos en alto extendidos y la palmas abiertas. No se recibe, ni se asienta.
Orula u Orunmila es el Orisha de la adivinación, el oráculo supremo. Es el gran benefactor de la humanidad y su principal consejero. El revela el futuro a través del secreto de Ifá. Es así mismo un gran curador, quien ignore sus consejos puede sufrir los avatares producidos por Eshu.Orula representa la sabiduría, la inteligencia, la picardía y la astucia que sobreponen al mal. Cuando Olodumare creó el Universo, Orula estaba ahí como testigo. Es por eso que el conoce el destino de todo lo que existe. Es por eso que se le llama el eleri-ipin ibikeji Olodumare (Testigo de toda la creación y el segundo al mando de Olodumare).Orula es el primer profeta de la religión Yorùbá, enviado por Olodumare a fiscalizar los nacimientos, los decesos y el desarrollo de los seres humanos y otras especies. Adivino y dueño de los Oráculos por excelencia, interprete de Ifá. Estuvo en la tierra como profeta con los 16 ancestros celestiales (los Meyi de Ifá), entre el año 2000 y el 4000 a.c. Su culto proviene de Ilé Ifé y su nombre proviene del Yorùbá Òrúnmìlà ("Solo el cielo conoce quienes se salvaran").
Personifica la sabiduría y la posibilidad de influir sobre el destino, así sea el más adverso. Quienes no acatan los consejos de Orula, sean hombres u Orishas, pueden ser víctimas de los Osogbos enviados por Eshu. Inseparable de Shango, quien le proporcionó con permiso de Olofin el don de la adivinación y de Eshu, su fiel aliado. Orula forma una importante trinidad con Olofin y Oddúa (Oduduwa). Sólo aquellos elegidos por el pueden entrar a su culto a través de la "mano de Orula" (Awo Fa Ka) para los hombres e Iko Fá Fun, para las mujeres, quienes se las considera mujeres de Orula y reciben el nombre de Apetebí, siendo esta la consagración más importante que una mujer recibe en el culto de Orula. En el caso de los hombres pueden llegar si Orula así lo decide a ser sacerdotes, en cuyo caso reciben el nombre de Babalawo.
Orula tiene el conocimiento de las cosas secretas del ser humano y la naturaleza, así como el conocimiento acumulado sobre la historia de la humanidad. En el plano humano representa las espiritualidades de todos los Awó ni Orula difuntos. Es el Orisha rector e intérprete de los Odun del oráculo de Ifá. No se asienta en la cabeza y sólo se comunica a través de su oráculo. Goza del privilegio de conocer el principio y origen de todas las cosas, incluidos los Oshas y Orishas. Permite que el hombre conozca su futuro e influya sobre él. Está muy relacionado con Eshu y Osun.
Orula está presente en el momento en que el espíritu que va a encarnar a un individuo está eligiendo su destino. Representa la seguridad, el apoyo y el consuelo ante la incertidumbre de la vida. Con su ayuda todo es posible. Sus sacerdotes pudieran ser los mejores organizados, los más místicos y más sabios. Eshu es su ayudante. El sacerdocio del Orisha Orula existe en el mismo concepto en que puede existir el sacerdocio a otros Oshas y Orishas con la diferencia de que es exclusivo para hombres y dentro de éstos para personas que no caen en trance. Las mujeres pueden llegar hasta la consagración de Iko fa fún ni Orula y tienen el privilegio de ser escuchadas con más acierto que a los hombres; las mujeres que son Apetebí Ayafá son las verdaderas dueñas del fundamento de Ifá del sacerdote al cual asisten. Sus sacerdotes no pueden montarse, ni tirar caracoles.