En la mitología griega, Leto (en griego
antiguo Λητώ Lêtố, en dórico Lato, ‘el olvido ’) es una hija de los titanes Ceo
y Febe, en el panteón olímpico, madre con Zeus de los mellizos Apolo y
Artemisa. En la mitología romana su equivalente, como madre de Apolo y Diana,
es Latona. Con su hermana Asteria, fue venerada como diosa de la noche y
alternativamente de la luz del día .
En Creta, en la ciudad de Dreros, el
arqueólogo griego Spyridon Marinatos excavó en 1935 un templo de hogar del
siglo VIII a. C. en el que halló tres estatuillas de culto de la tríada
apolínea: Apolo, Artemisa y Leto.
La estatuilla de Leto fue realizada en el
estilo orientalizante temprano de finales del siglo VIII a. C. (o bien hacia el
650 a. C.), usando la técnica del sphyrelaton: martillando láminas de bronce
sobre un núcleo de madera que les daba forma. Tiene 40 o 45 cm, y posee un
cuerpo y vestido de estilo geométrico que anticipa ya el estilo dedálico.
Walter Burkert señala en Greek religion que en Festos aparece relacionada con
un rito de iniciación. Leto era la diosa principal de la Licia anatolia. Su
santuario, el Letoon cerca de Janto, unía la confederación licia de
ciudades-estado. La gente de Cos también reclamaba a Leto como suya. Una medida
de una diosa Leto tan primordial puede reconocerse en su padre titán, cuyo
nombre, «Ceo», lo vincula con la esfera del cielo de polo a polo; y su madre,
cuyo nombre, «Febe», es precisamente el epíteto «pura» y «purificadora» de la
luna llena. Nacimiento de Artemisa y Apolo Zeus había intentado violar a la
hermana de Leto, Asteria, que se escaparía transformándose en
codorniz, arrojándose al mar y convirtiéndose en la isla flotante Ortigia. Hera
persiguió a Leto y logró que nadie la acogiera salvo la isla Ortigia, que
estaba desierta. Trató Hera de impedir el nacimiento prohibiendo a su hija
Ilitía, diosa de los partos, que la atendiera. Cuando ya tenía Leto un retraso
de 9 días, conmovieron sus dolores a los dioses, que hicieron que naciera primero
Artemisa para ayudar a su madre en el alumbramiento de Apolo. La isla Ortigia
quedó fijada al fondo con 4 columnas, y cambió su nombre por el de Delos, que
significa brillante (por Apolo, dios de la luz). Hera consiguió que Gea creara
a la serpiente Pitón para que devorase a los niños, pero Apolo se hizo mozo en
sólo 4 días y mató a la serpiente. Perseguidos por Hera, Leto, Artemisa y Apolo
llegaron a un estanque, y, cuando iba la madre a dar de beber a sus hijos, unos
campesinos, instigados por Hera, removieron el agua y la enturbiaron con el
barro. Zeus los castigó convirtiéndolos en ranas. Apolo y Artemisa fueron
grandes protectores de su madre, y mataron al gigante Ticio por intentar
violarla. También la defendieron de las burlas de Níobe, esposa de Anfión, con
el que había tenido 7 hijos varones y 7 hembras, y se burlaba de Leto por su
escasa descendencia. Níobe fue castigada a ver morir por las flechas de Apolo y
Artemisa a todos sus hijos salvo Cloris.
Según unas versiones, después de mucho
andar, Leto encontró asilo en una pequeña isla desierta conocida como Ortigia
entre los dioses donde pudo tener a sus dos hijos. Apolo dios del sol y de la
luz y Artemisa, la diosa virgen de la cacería, nacieron en esta isla perdida, y
por eso cambió sus nombre a Delos, la brillante, y además fue recompensada por
los dioses, quienes le otorgaron cuatro columnas bajo ella para que siempre
estuviera firme.
De acuerdo con otras interpretaciones, la
maldición de Hera fue que Leto no podía parir en ningún lugar donde llegaran
los rayos del sol. Ante esto, Zeus ordenó a Bóreas que llevara a Leto ante
Poseidón (dios del mar), quien fabricó una bóveda con las olas del mar por
encima de la isla, y así al reguardo del Astro Rey, Leto pudo tener sus hijos.
Leto tuvo que sufrir los dolores de parto
durante nueve días y nueve noches, ya que si bien todas las diosas llegaron
para asistirla en la empresa, Hera y Ilitía, quien era la diosa de los
alumbramientos, se habían quedado en el Olimpo. Al cabo de los nueve días,
todas las divinidades llamaron a Ilitía, con la condición de que si iba le
regalaban un collar de oro y ámbar de nueve codos de longitud. Ante esto,
Ilitía no se negó y los divinos niños nacieron.
Pero la ira de Hera era inagotable e
incansable, por lo que Leto se vio obligada a huir a la tierra de los
Hiperbóreos, su residencia más común, transformada en loba. Es debido a esto
que Apolo recibía el epíteto de Licógenes que quiere decir hijo de lobo.
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