martes, 6 de diciembre de 2016

Chiquilladas Novaro - Los Autos Locos

Bajo el título de Chiquilladas "presenta"... Editoral NOVARO publica "Autos Locos", comic publicado en los EEUU por la Editorial GOLD KEY. Básicamente, los títulos publicados por NOVARO provenían de dos títulos Wacky Races y Fun-In.

Inspirada por filmes como "Monte Carlo or Bust" y "The Great Race", los Autos Locos (the Wacky Races) fue una de las series menos importantes de Hanna Barbera pero también una de las más recordadas (especialmente a la hora de enumerar los once corredores). Comenzó a emitirse en septiembre de 1968 y presentó un grupo de corredores y (por así decirlo) sus autos de competencia (ya que además de autos había tanques de guerra, casas rodantes, alambiques y otras excentricidades). Organizadas como carreras todo terreno, las "Los autos locos" tuvieron como personaje principal a un villano (un rasgo extraño para un dibujo animado).


El malvado Pierre Nodoyuna (Dick Dastardly) y su fiel can Patán (Muttley), que corrían en el coche 00, se dedicaban a sabotear a sus rivales en vez de correr al igual que los demás participantes. Así fue como a lo largo de tres años no logró ganar ni una sola vez. Su bigote fino y largo, su joroba prominente y ese gorro pasado de moda eran una caricatura arquetípica del villano de las películas mudas. Pierre tuvo su propia serie de TV en la cual se dedicó a perseguir a un palomo mensajero, junto a Patán, pero eso, es otra historia.

Leyendas de América 063 - Volvieron los Caballos

Poco se conoce de las costumbres de los Charrúas antes del 1500 y como de costumbre tenemos que recurrir a crónicas de la época, muchas de ellas escritas según el interés de quien hacía el relato. 
Por eso se encuentran aspectos contradictorios sobre ellos, por ejemplo hay quienes dicen que eran amistosos, otros feroces, honestos o ladrones, sucios o aseados, etc.


Lo que es evidente es que los Charrúas al no tener escritura no pudieron hablar de sí mismos, y quienes lo hicieron, en general, tenían o el interés de quedarse con sus tierras, sus mujeres y sus alimentos, o usarlos como fuerza combatiente según el caso, o por el lado religioso, cumplir con el mandato de convertirlos a la fe católica. Si los Charrúas no aceptaban estas imposiciones, entonces los juicios de valor sobre ellos serían desfavorables. 
No olvidemos que en 1513 se redactó en España el llamado Requerimiento que debía leérsele a todos los indios a medida que el imperio español se expandía; en este 

Requerimiento se les indicaba que ellos debían acatar las prédicas de la fe Cristiana, y reconocer a la Iglesia por señora y superiora del universo, y al sumo Pontífice y en su nombre al Rey o a la Reina Doña Juana como señores y superiores de estas tierras. Si no acatasen estos mandatos, decían los españoles: ...." certificamos que con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de sus Altezas y tomaremos vuestras personas y las de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos y como a tales venderemos y dispondremos de ellos como Sus Altezas mandaren, y os tomaremos vuestros bienes y os haremos todos los daños y males que pudiéremos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su Señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se recrecieren sea vuestra culpa, y no de Sus Altezas, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen; "... 


También hay un antecedente y es que hasta 1531 se consideraba a los indios "animales con forma humana", y por lo tanto el anterior Requerimiento además de no respetar derecho alguno tenía una contradicción enorme: era leída a los indios a sabiendas de que no lo entenderían ya que recién en 1531 el Papa Paulo III declara a los indios hombres verdaderos, con alma y posibilidades de comprender el credo cristiano. 

De todos modos es gracioso consignar que algunos indios que entendieron lo que los españoles querían, manifestaron que el Papa debía estar borracho y que el Rey que pedía debía ser algún loco al pedir lo que sabía que no era de él. También es conocido entre los Charrúas que cuando los predicadores les decían que Dios conocía todo lo que hacían y pensaban los hombres, los indios les respondieron: "no nos gusta ese Dios que sabe todo lo que hacemos, mejor nos vamos a los montes para vivir tranquilos sin que nadie sepa lo que pensamos y hacemos", y sonreían irónicamente. 


Dice el padre Cattaneo "que algunos misioneros intentaron hablarle de religión a los charrúas y éstos respondieron fríamente que ellos ya tenían padres y no podían abandonarles, En otra oportunidad un Charrúa ante la amenaza de que si no se convertía iría al fuego eterno después de su muerte, dicen que contestó que quizás fuera mejor, así estaría más cerca del calor y no del frío de la tierra que cubriría su cadáver. 


Estas apreciaciones de los charrúas nos están indicando por un lado su lógica contundente ante las insinuaciones teñidas de irracionalidad de los sacerdotes, y por otro lado el sentido del humor y de la ironía expresada con cierta fineza, sin caer en la irrespetuosidad.